ARCHIVO DE RELATOS

domingo, 22 de enero de 2017



LA CEBOLLA, MI CEBOLLA

Fue en esos momentos de orientación y retiro espiritual obligado, que la admiración por las cosas maravillosas y simples se mostraron a mi vista. Era una cebolla de esas que compras en la feria, redonda y envuelta en sus capas de sedas transparentes, que le daban ese color anaranjado de vida. La instale en el centro de la mesa, ése era el lugar privilegiado para su majestuosidad de la creación, desde ese lugar ella le daba el toque mágico al entorno, envolviendo lo natural con lo material. Fue mi compañera día a día, la observé  y admiré cada instante, impregnando su crecimiento divino con el mío, todo fue en complicidad con el silencio de la multiplicación de sus células y que al mirarnos en la tranquilidad de los espacios, llorábamos sin llorar, fue el respeto vegetal y humano hecho creación. La majestuosidad del crecimiento de sus brotes verdes, en largas hojas como trenzas vivas que se apoderaban de toda la mesa, me hizo comprender en el ciclo de la vida, pues crecía y se consumía su tubérculo que era su cuerpo, su templo que le daba toda la savia y energía, para que sus tentáculos me alcanzaran pudiendo estrechar nuestras humanidades y en un acto sublime, agradecer este instante de la rotación de la vida desde diferentes planos de inteligencia viva. Fue mi cebolla por un lapsus de tiempo, que me mostró eso que no se puede ver, porque es tan obvio que esta cegado a la comprensión humana   ..... Gracias.